Mujercitas: Sin protagonistas y con los mismos estereotipos

Culminó 'Mujercitas' con los mismos detalles ya percibidos en anteriores producciones. Suerte con 'Colorina' 

Lima, 26 Setiembre 2017, (El Informante Perú).- Culmina otra telenovela peruana. Muy pocas veces decimos esto. Y es que, efectivamente, otra producción nacional llegó a su final. Con sus altas y bajas, el producto peruano tiene la aceptación popular de un público mayoritario que las considera atractivas y con mayor audiencia que muchos enlatados del extranjero.

Toca el turno, esta vez, de comentar Mujercitas la adaptación peruana de la obra de Louisa May Alcott. Una versión libre adaptada a nuestra realidad creada por Eduardo Adriánzen y Víctor Falcón. Los guiones están a cargo de Claudia Sacha, Jimena Ortiz de Zevallos y Regina Limo.

La telenovela nos presenta la historia de cuatro hermanas, Mercedes, (Vania Accinelli), Josefina, (María Grazia Gamarra), Beatriz (Carolina Cano) y Amanda, (Briana Botto), quienes debido al, aparente, fallecimiento de su padre, (Rodrigo Sánchez Patiño), iniciaran una nueva vida. A pesar de sus diferencias, juntas lucharán por sus metas y por el bienestar de su familia, sobre todo la de su madre (Pierina Carcelén).

Roberto Morales Castro, padre de las 'Mujercitas', muere en vísperas de la Navidad y su honor es manchado por una acusación de narcotráfico. Sus cuatro hijas deberán sobreponerse a esta pérdida en Arequipa, ciudad en donde la familia vive.

La madre y sus hijas deciden viajar a Lima, debido a los constantes abusos de los vecinos y de la prensa del lugar quienes las acusan de complicidad. Muy pronto las hermanas dejaran traslucir su diferente personalidad. Mercedes es calculadora y ambiciosa, hará lo que sea para alcanzar sus objetivos. A la dulce Josefina se le endurecerá el corazón. Amanda es aficionada a los bailes hindúes y se enfrentará a los dilemas del crecimiento. Mientras Beatriz es la bondadosa hermana mayor. Ellas lucharán por su bienestar y por el de su querida madre sin saber que en la capital, Mercedes conocerá a una tía lejana de quién intentará aprovecharse; pero doña Isadora Visconti Castro Vda. de Terranova (Patricia de la Fuente en buena actuación) resulta ser más astuta y aprovechadora. Esta exitosa empresaria tiene un nieto, con pretensiones presidencialistas. Sueña con ser el futuro presidente del Perú. Óscar Zúñiga Terranova (Rómulo Assereto en buena actuación), aparenta ser un joven interesado por la problemática del país ayudando a los más necesitados. Muy pronto traslucirá sus más oscuras intenciones.

Inicio regular, final previsible

Mujercitas’ empieza como todas las telenovelas creadas por Adrianzén y Falcón, una historia envuelta bajo la aureola de dicha y felicidad. La trama cuenta la vida de una familia de clase media que, de la noche a la mañana, lo pierde todo. Si bien las cinco hermanas tienen historias diferentes que se entrelazan cada una, los capítulos iniciales centran los conflictos en la segunda de las hijas mujeres llamada Josefina "Jose" Morales García, y su fallido romance con Rafael Visconti (muy bien José Dammert), quienes parecen logran buena química como pareja con esa destacada escena romántica, bajo los acordes de un coreografiado baile hindú a cargo de la pequeña Amanda, una joven de 15 años que termina bajo los brazos del desalmado Carlos Josué "CJ" (como siempre Stefano Salvini en buen papel).

Los guionistas vuelven al mismo estilo ya mostrado en otras producciones, contar desde sus inicios, la historia con mucho romance y fantasía desbordante pero sin permitirnos conocer ese conflicto impactante que servirá para entrelazar las tramas posteriores y generar el interés deseado en el televidente.

Pese a todo, la telenovela genera curiosidad porque la dupla Adrianzén-Falcón, saben contarnos historias familiares crudas y realistas, aquellas que observamos en cualquier punto del país. En eso son destacados. Aquí el machismo malsano y las drogas en los adolescentes son problemas latentes, actuales y peligrosos que son narradas espléndidamente por los guionistas. Cada capítulo es más atractivo que el otro. Los conflictos matrimoniales de Pepe de la Torre (cómo siempre, Alberick García destacando en este tipo de roles) y su sumisa esposa Yolanda (Andrea Fernández) colma las expectativas; así como el que corresponde a su conflictivo hijo, Thiago (muy bien Bruno Espejo), envuelto entre la delincuencia y la adicción. En eso nuestros libretistas si saben contar historias con contenido social. Recordemos que Adrianzén cuenta con una amplia experiencia desde la época de "Los de arriba y los de abajo" (ATV. 1990).

Por el lado de los villanos ‘Osquítar presidente’ interpretado eficientemente por Rómulo Assereto, convence, interesa, agrada. Cuando veíamos a este personaje, tuvimos cierto temor en que Adrianzén le inyecte al personaje sus posturas políticas personales, nada de eso ocurrió. El personaje se desarrolló bajo una temática diferente destacando eficientemente. Sin duda, este personaje merecía un mejor desarrollo narrativo. A su lado, la abuela Isadora Visconti con características diferentes a la de doña Inés María Fernández Alburqueque (Valiente amor. América Televisión 2016). Y es que, Patricia de la Fuente supo sacar adelante esos conflictos internos que caracterizaban al personaje, aunque en varias escenas carecía ese remate melodramático que la intriga lo imponía. Su muerte fue de lo más simplista y hasta carente de todo interés. El que menos adivinó lo que ocurriría en aquel momento. Por lo mostrado, dicho personaje merecía quedarse hasta el final, e incluso tener otro destino.

¿Una ambiciosa mujer puede cambiar tan pronto?

Pero si las historias paralelas gustaban, lo contrario sucedía con nuestras ‘Mujercitas’ y su pasiva madre. En lugar de llevar la batuta de la trama, gracias a las efectivas historias paralelas que tenían a su alrededor, estas jovencitas carecía de esa imagen afectiva que necesitan mostrar. Josefina, (María Grazia Gamarra), cuyo amor se disputaban tres personas, jamás logra el despegue de su personaje por la poca química con su galán principal. Nicolás Galindo resulta simpático, agradable y atractivo, pero carece de la fuerza interpretativa que se necesita para este tipo de papeles. Parecía un muchachito ‘Nerd’ queriendo jugar al detective privado y no el hombre aguerrido que combate la corrupción a través de su pluma. Por su parte, Rafael Visconti (José Dammert) tiene todo para destacar, lástima que resulte el desquiciado de la historia. Su muerte fue desastrosamente graficada. Uno recuerda una miniserie llamada Tribulación (América Televisión. 2011) que destacaba por sus buenos efectos visuales. Una muerte de este tipo, tan común en telenovelas, no puede ser mejor retratada. Si los guionistas inyectaban ese sensacionalismo y tremendismo a sus historias, el final de estos malvados, debieron ser más llamativos e impactantes. Quién sabe, si Óscar Zúñiga Terranova (Rómulo Assereto) por su destacada interpretación merecía quedarse con Josefina. Cuando les tocaba escena a ambos el complemento y la química se percibía durante el desarrollo de la escena.

Por otra parte Amanda, (Briana Botto), resultaba muchas veces una niña pesadita y engreída. Solo muestra progresos cuando se juntaba con "CJ" (Stefano Salvini). El actor es, sin duda, el mejor descubrimiento de Michelle Alexander. Hace rato merece un protagónico ahora que estamos huérfanos de galanes. La historia del problemático Carlos Josué salía adelante gracias a la participación del actor. Observen como el cierre final de este personaje, sin nada de efectismo, termina interesando gracias a las cualidades histriónicas de Salvini quien en casi todas las producciones de Michelle Alexander, donde le ha tocado participar, sobresale.

El lado más débil lo constituye la perteneciente a Beatriz (Carolina Cano). El tema del cáncer y los padecimientos que padece resultan muy flojos y hasta llena de un sentimentalismo gratuito que terminaba atosigando al televidente.

Dejamos para el final la presencia de Mercedes (Vania Accinelli) quien cuando se juntaba con los villanos de la trama mostraba progresos. Lástima que nuestros creativos la convierte "por obra del guión" en una buenita arrepentida. La obligan a disminuir su parlamento. Permanece ‘calladita’ como una manera de sintetizar a través de la imagen que se arrepintió de sus actos.

Capitulo finales irregulares

A lo largo de todas sus producciones, Adriánzen y Falcón nos presentan un efectivo libreto lleno de conflictos humanos, que tiene mucho que ver con nuestra vida diaria, y eso ayuda a que sus productos interesen, de sobremanera, a los televidentes. Lástima que la ausencia de un mejor desarrollo creativo en sus personajes protagónicos incide en el decaimiento de la trama. A partir de determinado capítulo ya no interesa seguir con dichos conflictos. Por ello, uno empieza a realizar el zapping de rigor hacia Latina para observar ‘Moisés y los 10 mandamientos’ o trasladarnos al cable para ver a través, de las Estrellas, la simpática comedia 'Mi marido tiene familia' (Televisa. 2017).

Es que, aquí los conflictos se debilitan y nos muestran un desarrollo demasiado simplista. La segunda pareja de Viviana (Pierina Carcelén) resulta un mafioso arrepentido y la mayor de las 'Mujercitas', Beatriz sana "milagrosamente". Aparece un mafioso narco que luego de asesinar despiadadamente es encontrado por la policía y termina muerto, segúin dicen, al explotar el helicóptero en la que viajaban. nada de esto fue mostrado. Mientras tanto,luego de vivir en la ‘sombra’ Roberto demuestra su inocencia y Viviana, como buena madrecita, perdona a Mercedes. Todo un ‘happy end’ maternal que carece de un mejor desarrollo melodramático debido a que Pierina Carcelén, parece no contar con un director que le indique que, por lo menos, debe graficar algún afecto, ternura o afección (lágrima, alegría o algún sentimiento expresivo) y no un simple abrazo trivial. Para colmo. Mercedes ahora es la buena de la familia y Roberto (Rodrigo Sánchez Patiño) logra solucionar ese problema que nunca logró despegar dentro del desarrollo de los capítulos (constituyó la más débil de las historias).

Por la fuerza efectista que consolidaba a sus historias secundarias, parecía que Mujercitas iba a igualar a "Valiente amor" (hasta ahora la mejor historia producida por Michelle Alexander). No ha sido así, más bien la telenovela volvió a incidir en los mismos detalles que se perciben en cada producción de Alexander. Falta de primeros actores galanes que sepan llevar con talento la trama, además de un mejor conflicto para su principal historia.

Ahora que las producciones son continúas y los actores extranjeros están libres en el mercado debido a la anulación de exclusividad que tenían con cadenas internacionales. Creemos que es momento de contratar, siquiera, como "actuación especial" de 5 o 10 capítulos a un actor extranjero que fortalezca nuestra producción. Con ello, no queremos decir que no exista talento nacional. Claro que lo hay, lo que falta son galanes y primeras actrices que lleven el peso de la historia. Se extraña a destacados protagonistas como Ricardo Blume, Saby Kamalich, Paul Martin, Diego Bertie, Mónica Sánchez, Christian Meier. Ese tipo de actores necesitamos. Ojalá Michelle Alexander repare en ello. Sería interesante contar con participaciones especiales de actores extranjeros. Ya, en nuestro cine nacional, se ha logrado incluir a actores como Julián Gil o Adal Ramones ¿Por qué no se puede realizar también con nuestras telenovelas?

En suma, culminó 'Mujercitas', otra telenovela, sin entrada oficial y sin protagonistas, pero con historias sociales intensas y hasta desgarradas (el mensaje aleccionador sobre la situación de la mujer actualmente fue lo mejor del cierre final). Lástima que sus últimos capítulos fueran tan regularmente desarrolladas con un contenido demasiado forzado. Una conclusión tan elemental que parecía que regresábamos a las épocas de ‘Natacha' (Panamericana 1990). Y, ya han pasado 17 años.

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